miércoles, 3 de febrero de 2016

MIÉRCOLES 7 Y LUNES 12 JULIO DE 2004 - EL PUERTO DE SANTA MARÍA. SOBRE CÓMO SURGIÓ EL TRABAJO Y LOS PREPARATIVOS



El miércoles 7 de julio, mi amigo Juan Manuel Toscano, en adelante Juanma, me propuso un trabajo un tanto peculiar. Se realizaría dentro del ámbito de su empresa S.T.S. (Servicios Técnicos Subacuáticos) pero no tenía que ver mucho con el tema del buceo, aunque sí con el medio acuático. Como dije anteriormente, el trabajo en cuestión consistía en la construcción de una balsa destinada a ser utilizada por los integrantes de la RUTA QUETZAL, capitaneada por el provecto Miguel de la Quadra-Salcedo, con la finalidad de cruzar el río Guadalquivir por un paso cercano a la población de Mengíbar, provincia de Jaén.
La propuesta me resultó atractiva y la acepté, sobre todo cuando Juanma me dijo que nuestro amigo Antonio Jesús Cuesta, en adelante Nano, formaría parte del equipo de trabajo, así que la cuestión económica me resultó  irrelevante. Más que como un trabajo -a fin de cuentas ya tenía uno- me lo planteé como una ocasión magnífica para estar junto a mis amigos, como en los viejos tiempos cuando nos íbamos al monte para sentirnos libres  lejos del mundanal ruido.
Este trabajo surgió de la siguiente manera. Los organizadores de la RUTA QUETZAL contactaron con el Ayuntamiento de Mengibar para preparar unos actos relacionados con el V Centenario del traslado de los restos de la reina, contando con la posibilidad de recrear el vadeo del río. Para hacerlo posible, se pusieron en contacto con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, organismo oficial que administra la cuenca. Aceptada la propuesta, la confederación se puso en contacto con la constructora sevillana ARPO, que suele trabajar para ellos, con vistas a que se ocupara de dar forma al proyecto. Los de ARPO no tenían muy claro cómo abordar el asunto y pidieron asesoramiento a S.T.S. que ocasionalmente era subcontratada por ARPO para la realización de trabajos en pantanos de la referida confederación hidrográfica.
 Juanma se hizo una composición de lugar, y convencido de que resultaría una faena interesante, ofreció sus servicios a ARPO para hacerse cargo del trabajo, de manera que estos vieron el cielo abierto. Poco después de las conversaciones con la constructora, Juanma realizó un reconocimiento de la zona. Cuando llegó al lugar la fuerza de la corriente, regulada por las presas de río arriba, estaba por debajo de lo normal y el vadeo del río no parecía presentar demasiadas dificultades. Pero al ir por segunda vez, el panorama cambió radicalmente porque habían abierto las compuertas de la presa de Mengíbar, a unos 2500 metros río arriba, y a su vez las de la distante presa del Tranco de Beas, en la Sierra de Cazorla. La corriente del cauce resultó ser más fuerte de lo que Juanma esperaba, y al comprobar esa realidad, se le pusieron las partes nobles de corbata. Con todo, decidió seguir adelante.
El personal fijo de S.T.S. estaba atareado en las faenas propias de la empresa, dedicada a las actividades subacuáticas, de modo que Juanma no podía contar con ellos pues el trabajo que estaban realizando era prioritario. Por esa razón  tuvo que plantearse contratar a personal eventual y se le ocurrió contar con nosotros, pues dadas las características del trabajo, pensó que podíamos formar un buen equipo entre los tres, a pesar de que tanto Nano como yo estábamos trabajando en nuestras respectivas empresas. 


En mi caso, por aquel entonces trabajaba en la empresa de hidrografía HIDROSUR, pero como la semana en la que había que realizar la balsa se presentaba tranquila en mí empresa, solicité que me dieran esos días de vacaciones de verano para aprovecharlos trabajando en el proyecto. Nano hizo lo propio con el cuartel pidiendo unos días de permiso y de esta manera nos enrolamos en el proyecto de la balsa.


Plano de la zona de Mengíbar, al norte de Jaén. Remarcada en verde la zona de actuación.



Reunidos en la nave de S.T.S. el lunes 12 de julio comenzamos a preparar el material necesario para el desarrollo de los trabajos como generadores de corriente alterna, compresor de aire, herramientas de corte, diferenciales, tracteles, maderas, cabuyería… Y los “cubis”, la clave para poder construir la balsa. Los “cubis” son unos dados de polietileno que miden aproximadamente  70 x 70 x 35 cm, con unas orejetas colocadas en las cuatro esquinas, que permiten el ensamblaje entre ellos fijándose mediante unas “setas” del mismo material. Es un sistema modular para construir plataformas flotantes de diversos tamaños y formas, según se combinen de un modo u otro. Los “cubis” llegaron a El Puerto procedentes de Francia en un tiempo récord, algo que resultó clave porque todo el montaje del circo debía estar dispuesto a primera hora del 17 de julio.

A continuación compramos el material que quedaba pendiente y lo cargamos todo en las dos furgonetas que íbamos a llevar, una   Renault de la empresa y una Ford Transit de alquiler. Después de estibar el material adecuadamente en los furgones, Juanma nos precisó algunos detalles más sobre el trabajo había que desarrollar. Ya sabíamos que el cuerpo principal de la balsa lo compondríamos con los “cubis”, y que esta se deslizaría por unos cabos a pocos centímetros por encima de la superficie del agua, a los que estaría sujeta mediante unas argollas de acero. La fuerza de tracción se realizaría a base de brazadas, asiendo otro cabo tirado en la misma línea a la altura del pecho de los braceadores. Después también supimos que con los “cubis” restantes tendríamos que montar dos pequeños pantalanes para facilitar en embarque del personal, y que había que fabricar unas cubiertas de madera tanto para la balsa como para los pantalanes, con la finalidad de dar una apariencia más rústica, acorde con la época en la que se desarrollaron los acontecimientos, pues está claro que en 1504 no se había inventado aún el polietileno.
     Finalizados los preparativos y el briefing, todo quedó dispuesto para la salida hacia la zona prevista para el día  siguiente, pues no había tiempo que perder.


Los "cubis" con sus correspondientes setas ya insertadas en sus vértices. En la cuarta hilera se observa que faltan tres de estas setas.


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